miércoles, junio 27, 2007

Apareciste abriendo un hueco
para quien no conozco.
Se abrió una puerta más
y cientos de ventanas
por donde corre el aire,
aquel que, poco a poco, nos quema la retina
y besa nuestras caras.
Y hoy se me antoja que a diario
estés al corriente
y sin pedirlo, me sorprende que estés tan pendiente.

Siempre en la sombra,
con humildad sobrada
para evitar que las palmadas
caigan en tu espalda.
Dando la mano y más, dice la gente,
sin tiempo apenas para ti,
pero siempre presente.


Cuando la noche acecha me vuelvo imprevisible
y sangra la ansiedad por lo que nunca dije.
Tu vida es más normal, y no por eso es triste.
Envidio al trasnochar tanta seguridad,
la que luego no es tal,
por lo que tú me dices.

Siempre en la sombra,
con humildad sobrada
para evitar que las palmadas
caigan en tu espalda.
Dando la mano y más, dice la gente,
sin tiempo apenas para ti,
pero siempre presente.


Cesar Rodriguez, En la sombra

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